Hacen Falta Competiciones más Formativas en el Deporte Base
En el año olímpico 1992 Neil Postman, catedrático de sociología de la Universidad de New York, afirmó en su celebre libro "La desaparición de la infancia" (artículo en el periódico La Vanguardia en diciembre de 1993) que la sociedad moderna no diferencia los gustos del niño de los de los adultos: "Comen la misma comida, ven diariamente los mismos programas de televisión, cometen los mismos crímenes, toman alcohol y la droga, etc., etc.
También el mundo laboral se está alternando. Niñas de doce o trece años están entre Los modelos mejor pagados y hay niños actores y cantantes que a los 8 años son multimillonarios. Es imposible que estas personas se comportan como un niño debe comportarse…
Vivimos en una época en la cual lo sociedad moderna no distingue claramente entre el mundo del niño y el del adulto, y esto, según Postman, es muy peligroso. Dice "el niño debe descubrir los misterios de la vida adulta muy lentamente y de un modo psicológicamente aceptable. Si descubre demasiado pronto que sus padres no son perfectos, que sus profesores no lo saben todo y que en el mundo hay seres humanos que matan o roban frecuentemente, el niño crece para convertirse en un adulto débil".
Hoy el entorno, que es el espacio natural donde se mueve el niño, está sufriendo por las crecientes urbanizaciones y la "hormigonización" del paisaje urbano, con todas sus limitaciones, obliga al niño aprender a moverse "en contra de la naturaleza" (por ejemplo cruzar la calle por el paso de los peatones o andar en la acera cogida por la mano de un adulto). A medida que se va perdiendo el espacio natural, los niños han de inventar o nosotros como profesores, adultos o padres debemos ofrecerlos otras formas de movimiento. Por ello la importancia del deporte escolar y asociativo.
Algo parecido ocurre también en el mundo del fútbol. En vez de practicar en un jardín o en la calle o cualquier otro espacio natural, el creciente trafico y urbanismo no permite a la gran mayoría de los jóvenes disfrutar de la infancia que vivían sus abuelos. Desde la edad benjamín están hoy en día (afortunadamente sólo en pocas Federaciones Territoriales) todavía expuestas a unos rígidos métodos de entrenamiento y a ligas con competiciones que no respetan las leyes de la naturaleza ni las capacidades mentales y físicas de sus jóvenes practicantes.
Las competiciones en vez de adaptarse con sus reglas perfectamente al benjamín, alevín, infantil y cadete, le obligan a adaptarse a ellas. La prisa de acercar los jóvenes promesas al juego de los adultos han resultado con frecuencia en la adquisición de numerosos hábitos incorrectos que limitan hoy y limitarán también en futuro el rendimiento de muchos jugadores adultos.
Poco se gana, pero mucho se pierde, cuando se organizan ligas de benjamines en el fútbol 7 o cuando se obliga a los infantiles de enfrentarse durante el inicio de su pubertad ( cuando atraviesan una profunda crisis mental y física) a la dificultad y complejidad de la competición adulta en un campo demasiado grande y un balón, para ellos, demasiado pesante.
Ni los benjamines, ni los infantiles están todavía listos o preparados a enfrentarse con ciertas garantías de éxito a 7 contra 7 o 11 contra 11, ni del punto de vista de la fisiología o biomecánica ni del punto de vista cognoscitivo.
Tenemos que saber que una competición determina en alto grado los objetivos, los contenidos y los métodos del proceso de entrenamiento-aprendizaje. Eso vale también para los niños. Cuando una competición no respeta el momentáneo nivel de habilidades y capacidades del niño (como ocurre por ejemplo con el 7 contra 7 para los benjamines o el 11 contra 11 para los infantiles). ¿cómo se puede esperar que los formadores realicen sus entrenamientos "a la medida del benjamín o infantil", teniendo en cuanta sus característicos intereses , expectativas ,habilidades y capacidades?
La experiencia ha enseñado que los formadores sólo estarán bien considerados por los padres y oficiales del club cuando cosechan éxitos con sus alumnos. Pero para poder lograrlos deben orientarse constantemente a la competición de los niños y preparar sus entrenamientos con contenidos lo más similares a la competición, porque eso facilita al alumno la transferencia del entrenamiento a la competición y viceversa.
Aparte de eso, si un sistema de competiciones exija del benjamín y alevín cada sábado la práctica exclusiva del fútbol, los entrenadores-formadores, en búsqueda del éxito rápido, eligen para sus entrenamientos sobre todo contenidos futbolísticos, descuidando la parcela de la motricidad y de la imprescindible coordinación.
Más temprano se organiza para los niños competiciones que exigen sólo habilidades y capacidades futbolísticas, más temprano los formadores tienden a ofrecer en su proceso de enseñanza-aprendizaje exclusivamente contenidos específicos, es decir del juego de fútbol.
Pero quién sólo sabe de fútbol, dice Cesar Menotti, ni del fútbol sabe…
Así los técnicos de los jóvenes potencian una prematura especialización del niño, sin asegurar que los niños reciban en los primeros años de su práctica futbolística una amplia formación polifacética con una gran diversidad de estímulos y experiencias motoras, lo que los científicos del deporte consideran imprescindible para lograr éxitos en la edad adulta.
En vez de ponerse a la par de la naturaleza y despertar y desarrollar de forma natural la innata capacidad creativa y de imaginación mediante competiciones formativas a su medida (por ejemplo un "Pentatlón para el Mini Fútbol" -unos 3 juegos de fútbol combinados con 2 juegos polivalentes para los benjamines, Fútbol 7 para los alevines y Fútbol 8 entre las dos áreas de penalti en el campo reglamentario para los infantiles) se obliga a los niños de estas edades a obedecer en sus actuales competiciones a las rígidas reglas de comportamiento del mundo de los adultos. ¡Sólo su aceptación y aplicación por parte del niño hace posible un desarrollo ordenado de esta competición ! El excesivo número de jugadores en el campo del fútbol 7 o 11 crea frecuentemente situaciones confusas o no solubles (existe una defensa presión natural porque todos los niños quieren jugar el balón a la vez) a las cuales la mayoría de los jugadores suelen responder con un gran porcentaje de errores y además con un juego destructivo.
Modificando en algo la palabras de Postman podemos afirmar "al permitirles el acceso a la fruta prohibida de la información (competición) adulta, se expulsa los niños del fútbol del jardín de la infancia".
Parece que hoy en día muchos responsables del fútbol base piensan todavía como la gente en la Edad Media. ¿Por qué ? En la Edad Media la sociedad sólo conocía bebés y adultos. A los seis o siete años se consideraba una persona de esta edad como un adulto porque participaba en todos las actividades adultas: trabajaba con los adultos, comía, se vestía y se comportaba como uno de ellos.
¿Por cuánto tiempo todavía se permite que las pocas experiencias de unos pocos continúan obstaculizando la óptima formación de las próximas generaciones?
"Uno de los varios problemas a solucionar en nuestro fútbol
base es que la gran mayoría de los formadores conocen bien su
programa o modelo de formación para los niños, pero no conocen bien a ellos"
1 koment:
amigo unteresante lectura, y me motiva a investigar mas sobre el tema, gracias
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